jueves, 26 de enero de 2012

ARTÍCULOS | Qué hacer con las rabietas



Entre las conductas que más preocupan a los padres se encuentran las temidas rabietas: cuando el niño se tira al suelo y se pone a llorar, ya sea en casa, en la calle o en el supermercado. Para estos casos la técnica más eficaz es la extinción, es decir, no prestar atención a la conducta. Hay que recordar que esta técnica debe ir acompañada por el refuerzo de las conductas positivas: se atiende al niño cuando deje de llorar, independientemente de lo que haya hecho durante la rabieta.

Las rabietas son una conducta típica de los niños de dos y tres años. Es entonces cuando hay que ponerles solución. Si un niño le pide a su madre en el supermercado que le compre una piruleta y su madre le dice que no, es probable que se ponga a llorar, incluso que se tire al suelo y empiece a patalear. SI con esta conducta se sale con la suya, aprenderá que cuando su madre dice que no, lo que hay que hacer es insistir e intensificar la conducta.

En cambio, si el niño entiende que no obtiene atención mediante las rabietas el comportamiento cesará, ya que dejará de considerarlo útil. Pero esto requiere mucha constancia por parte de los padres.

Éstos son los pasos a seguir cuando el niño tenga una rabieta, desde que empiece a llorar, gritar, arrojar objetos, insultar o a mantener una conducta indeseada:
  1. Ignorar la conducta y continuar con lo que se estaba haciendo o iniciar una nueva tarea. 
  2. Expresarle en primera persona el afecto que provoca su actitud: "Me estoy enfadando mucho".
  3. Utilizar palabras clave o frases cortas, como: "Basta" o "se acabó". 
  4. Decirle tranquilamente al niño que no va a conseguir lo que quiere: "Lo siento, no voy a comprarte chucherías".
  5. Añadir con firmeza cuál es el comportamiento que se espera de él: "Cuando te tranquilices y dejes de llorar, te atiendo". 
  6. Retirarse de la situación y darle al niño un tiempo para que reflexione (un minuto por cada año del niño). 
  7. Pasado el tiempo de reflexión:
    • Si no se le ha pasado, repetir los pasos cuarto y quinto aumentando el tiempo de reflexión.
    • Si se le ha pasado, reforzar la conducta: "Cómo me gusta que estés así, tranquilo, y que podamos seguir comprando". 
Ante una rabieta es muy importante no perder los nervios ni gritar. Los adultos son los encargados de calmar una situación tensa mostrándole al niño la actitud válida a la hora de afrontar conflictos. Por eso es importante mantener un tono de voz tranquilo y bajo, pero firme.

FUENTE | El manual de Supernanny, Ed: El Pais, 2007

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